Por la presente, vengo a expresarles la siguiente situación que me aqueja

Me quejo porque no entiendo la paradoja de que en una ciudad donde la población joven es mayoría, ante el constante atropello a la Vida, en la ciudad no vuela ni una mosca.
Porque aunque sea con razón o sin la misma, pero con amor y un fundamento no caminamos juntos ni a la esquina, aunque más no sea por experimentar de tanto en tanto, la trasgresión del límite impuesto desde arriba.
Porque no entiendo, somos jóvenes universitarios y no concibo la idea, en mi imaginario, de una universidad sin ebullir.
Porque no diviso aún donde van a parar todos los conceptos teóricos que adquirimos. ¿Donde va a parar toda la energía, el poder de la palabra, la fuerza humana? No acepto felizmente que se difuminen en el tiempo y el espacio bajo ningún tipo de conformismo y rutina.
Me quejo porque a muy pocos le moviliza la palabra revolución. No es ni mala ni insignificante, sólo que esta palabra es víctima de un proceso histórico universal de desencantamiento.
No sé, no entiendo cómo se puede vivir sin buscar un cambio. Como se puede estar cómodo con esta alienante cotidianeidad.
Me quejo porque siento que apenas somos sombras que vagan tenuemente sujetos a la voluntad de otros. Marionetas haciendo cada uno de los gestos que exige este gran teatro.
Repudio también la negación y el desaprovechamiento del Otro, de los Unos a los Otros, por quedarnos navegando en una superficialidad egoísta y consumista que no lleva a ningún puerto feliz, sólo al naufragio cotidiano.
Por último, me niego a creer que esto es natural e incambiable, porque entiendo que ni como sociedad ni como individuos Somos, sino que estamos Siendo…y en el vacío descomunal que opera entre ambos términos, entre el Siendo y el Ser, las posibilidades de cambio son infinitas.

¿Hasta cuándo seguiremos aceptando la realidad como si fuera una fatalidad del destino? ¿Hasta cuándo seguirá cada humano apostando al sálvese quien pueda? ¿Si de sobra sabemos que se nos divide para reinar, por qué no nos abrazamos más seguido?



Tamara Sanchez
Estudiante de Turismo
UNPSJB - Ushuaia

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que aprendimos a someternos, nos aferramos a jerarquías con la ilusión de asegurarnos un lugar, como las instituciones, los estereotipos, las normas. Quizás porque regulan nuestras incertidumbre. Entonces cerramos los ojos, los oídos, anestesiamos nuestra imaginación

Anónimo dijo...

Excelente reflexion, y mas excelente tu conclusion Tamara. Mis felicitaciones y respeto a tanta claridad y conciencia.
Cordialmente.

El Profe.